sábado, 15 de septiembre de 2018

Anatomía Pulmonar

El aparato respiratorio se inicia en la nariz y termina en el alvéolo más distal. Por tanto, en el aparato respiratorio se incluyen la cavidad nasal, la faringe posterior, la glotis y las cuerdas vocales, la tráquea y todas las ramas del árbol traqueobronquial. La vía respiratoria alta incluye todas las estructuras localizadas entre la nariz y las cuerdas vocales, incluidos los senos y la laringe, mientras que las vías respiratorias bajas incluyen la tráquea, las vías aéreas y los alvéolos. La principal función de la vía respiratoria alta es «preparar» el aire inspirado para que, cuando llegue a la tráquea, tenga la misma temperatura del cuerpo y esté totalmente humidificado. La nariz actúa, además, como un filtro que atrapa y elimina las partículas de más de 10 μm de tamaño. Por último, la nariz es responsable del sentido del olfato. Las terminaciones nerviosas en el techo de la nariz por encima del cornete superior transmiten impulsos a través de la lámina cribosa al bulbo olfatorio. El volumen de la nariz en un adulto mide unos 20 ml, pero su superficie está muy aumentada gracias a los cornetes nasales, que son una serie de tres cintas continuas de tejido que protruyen hacia la cavidad nasal (fig. 20-1). En los seres humanos, el volumen de aire que entra en las narinas cada día es del orden de 10.000-15.000 litros. La resistencia al flujo de aire en la nariz durante la respiración tranquila representa el 50% de la resistencia total del aparato respiratorio, que equivale a unos 8 cmH2O/l/s. La resistencia nasal aumenta con las infecciones víricas y con el aumento del flujo de aire, como sucede durante el ejercicio. Cuando las resistencias nasales aumentan demasiado, se empieza a respirar por la boca.






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